Esperando en el Lago (Percy)

Finalmente había caído la tarde, lo que era sinónimo del fin de los entrenamientos y finalmente, el descanso que tanto había anhelado durante todo el día. A ver, era cierto que me gustaba entrenar, pero hacerlo los siete días de la semana, sin un segundo para descansar, y sin poder dejar ver todo mi potencial, era realmente agotador.

Muchas veces, mientras me enfrentaba a mi contrincantes, anhelaba con toda mi alma poder tocar el agua y mostrarles todo el potencial que podía conseguir al hacerlo, por supuesto aquello era un poder tabú para mi, y cuanto más mortal pensaran los demás que era, menos probabilidades habían de que descubrieran de que era semidiós, y por tanto, que me acusaran de traidor.

Si era cierto que en aquel campamento habían todo tipo de razas y especies, también era cierto que todos los semidioses que habían llegado, o que se encontraban allí, eran tratados de traidores y mentirosos, y eso teniendo en cuenta que la mayoría eran hijos de dioses menores, si añadíamos que yo era hijo de los dioses olímpicos, o más concretamente, de uno de lo lideres, podía dar por sentado que aquello solo me ayudaría a tener una muerte segura, o por lo menos, ser usado como moneda de cambio durante la guerra.
Era viernes, lo que significaba que hoy podría pasar más tiempo fuera de la cabaña por la noche que los demás días de las semanas.
Como rutina autoimplantada, me había dirigido hacia al bosque cuando escuche a una chica murmurar que faltaba poco. Me acerque un poco a ella y observe que se trataba de lunática, o por lo menos así era como la llamaban todos en el campamento.

La conocía de vista de mi tiempo en abnegación, pues habíamos vivido en la misma facción, aunque nunca le había dirigido la palabra. Lo poco que sabía de ella era que era una bruja que vivía con su padre ya que su madre había muerto de una manera un poco absurda. Siempre andaba hablando sola y diciendo cosas que muy rara vez se entendían, pero en cierta manera comprendía aquella joven.

Me acerque a ella y dije:-¿para qué falta poco?-lo hice con una sonrisa, pues no quería asustarla ni que pensara que planeaba burlarme de ella, al fin de cuentas en el campamento yo también estaba siendo una persona bastante solitaria y entendía que era estar solo todo el tiempo.

La chica pareció sorprendida al verme, parecía que no terminaba de creerse de que le dirigiera la palabra, por lo que me sentí un poco apenado por ella al pensar por todo lo que debía haber vivido para extrañarse cuando alguien le dirigía la palabra.

Su sonrisa era simpática, y tenía una dulce vocecilla que parecía proveniente de un hada o una elfa de los bosques. Simplemente me comento que en unos minutos lo vería.

Me intrigo aquel comentario así que le sonreí y espere a ver qué pasaba. Como no sabía si tardaría mucho en ocurrir, decidí tomarme la libertad de sentarme a su lado para esperar lo que iba a pasar.

Me sorprendió saber que conocía mi nombre, así que simplemente asentí con una sonrisa asombrado ante sus conocimientos, y apenado ante la idea de pensar que yo solo la conocía como lunática. Observe como cerraba su libro, el cual tenía un titulo que daba a entender que había interrumpido los estudios de encantamientos de la joven. Ella siguió hablando, comentándome que me había visto por la facción, y que llevaba una rama en la cabeza. Alargue el brazo para quitármelo, pero escuche como al instante la joven añadía que no hacía falta que me la quitara ya que me quedaba bien.

Sabía que dejármela en la cabeza me haría ver ridículo, pero la voz de la joven era tan dulce y amable que decidí dejármela allí como signo de amistad.

Parecía que la joven iba a continuar hablando, pero se vio interrumpida por algo que vio. Mire instintivamente hacia el lugar donde ella observaba pero allí no había nada. La mire con rapidez esperando que me dijera que era broma, pero ella seguía mirando hacia el cielo. Volví a mirar esperando ver lo que ella miraba pero seguía sin ver nada raro o fuera de lo normal.


-yo no veo nada.-comente decepcionado. Comencé a pensar que tal vez me estuviera tomando el pelo, o que simplemente los rumores sobre ella fueran ciertos, pero al mirarla, supe, que aunque yo no veía nada, ella si debía estar viendo algo realmente. Y su comentario me lo confirmo.

La joven se puso en pie y yo no pude evitar ponerme en pie para seguirla, aunque no sabía exactamente hacia dónde íbamos. Finalmente la joven se quedo parada y comenzó a acariciar la …¿nada? O por lo menos eso es lo que yo veía.
-¿Qué estas acariciando?-pregunte curioso ante la situación.